Tecnología en la nueva operación de oficinas

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En la actualidad, gestionar un edificio de manera eficiente no es suficiente; debe ser inteligente y estar conectado a la red para poder obtener datos, analizarlos y proporcionar información en tiempo real que garantice la seguridad y comodidad de los ocupantes; así como proteger la longevidad de sus activos.

 

Se estima que cada ser humano está rodeado por aproximadamente entre mil y 5 mil objetos; estos objetos pueden ser tan simples o tan complejos como pueda imaginarse. En el pasado, cada uno de estos objetos o equipos funcionaba de manera independiente, por ejemplo, en una oficina cada lámpara, cada central o cada equipo de aire acondicionado funcionaba en solitario; sin embargo, el día de hoy todos estos equipos son susceptibles de conectarse entre sí y formar parte de sistemas mucho más complejos que pueden ser muy útiles para el ser humano. Esta interconectividad se conoce como Internet de las cosas, comúnmente abreviado IoT (Internet of Things).

La internet de las cosas es un concepto que nació en 1999, propuesto por Kevin Ashton; y se refiere a la interconexión digital de los objetos con internet, la cual establece un cambio radical en la calidad de vida de las personas. Este cambio se puede apreciar en todos los ámbitos en los que se desenvuelve una persona, sin embargo, específicamente en la arquitectura, si ésta se encuentra disociada de dichos elementos tecnológicos (como la IoT), se convierte en una arquitectura “poco funcional”.

Por ello, gestionar un edificio eficientemente ya no es suficiente, es necesario que todos los equipos sean inteligentes y estén conectados a la red; de esta forma, es posible crear redes de datos en las que  que obtengan información que pueden ser medida y analizados, y pueden proporcionar información en tiempo real que sea útil para tomar decisiones y garantizar la comodidad y seguridad de los usuarios. Si la arquitectura y los equipos se conectan a la red, es posible automatizar espacios o edificios completos, que más tarde podrían conectarse entre sí.

Pero, ¿cómo se adapta el IoT en la arquitectura? La respuesta es simple: Si bien, es posible aplicar el internet de las cosas en muchas de las disciplinas involucradas en el diseño arquitectónico, tales como iluminación, aire acondicionado, sistemas contra incendio, etc., nada de ello sería posible sin infraestructura. La infraestructura para el IoT incluye cables, antenas, tuberías, sensores, etc. Tener la infraestructura correcta es la base de cualquier proceso de automatización de edificios; gracias a ella podemos generar redes de datos y lograr la automatización.

Una vez que el edificio está habilitado con la infraestructura necesaria, se encuentra preparado para adaptar el IoT en las disciplinas o elementos correspondientes:

  • Energía: Ahorro, administración y mantenimiento del edificio (electricidad, agua, gas), luz y calor.
  • Acceso: Puertas, inquilinos/visitantes, proveedores.
  • Seguridad: Puertas/cámaras, vigilancia, voceo.
  • Fuego: Detección de humo, extinción de incendios.
  • Comunicaciones: Voz, video, data.
  • Iluminación: Calendarización, sensores para ocupantes.
  • Elevadores: Averías, mantenimiento, desempeño del tráfico.
  • Monitoreo 24/7: Averías, utilización del estacionamiento, monitoreo de acondicionamiento.
  • HVAC: Unidades de aire acondicionado, boilers, bombas, ventiladores, control de energía, volumen de aire variable, calidad del aire.

Cuando todos estos elementos trabajan interconectados, se puede hablar de un edificio automatizado e inteligente, pensado especialmente para que interactúe con sus ocupantes; es un espacio en el que todos sus m³ son funcionales según los requerimientos actuales, que van más allá de lo estético y que están pensados para mejorar la calidad de vida de los ocupantes, así como para optimizar y reducir los costos operacionales futuros.